El 26 de julio pasado se cumplieron 76 años de la llegada a
México del Saint Domingue. Fue la
última expedición organizada por el SERE (Servicio de Evacuación de Refugiados
Españoles).
Unos 550 refugiados españoles habían partido de Burdeos, el 19 de
junio de 1940, horas antes de que entraran los alemanes en la ciudad, a bordo
del vapor Cuba, de la Compañía
Transatlántica Francesa. Su destino primero era la República Dominicana. Al
pasar por Casablanca, con una situación
política muy confusa, el buque fue retenido varios días y, por fin, llegaron el
6 de julio a Santo Domingo. Pero Trujillo exigía el pago de una cierta cantidad
por cada refugiado para aceptarlos en su territorio. Con Paris invadido y todos
los miembros del SERE huidos, esas cantidades no se pudieron satisfacer y la
entrada a la República Dominicana le fue denegada al pasaje. Como el buque
estaba bajo jurisdicción francesa y por lo tanto del gobierno de Vichy proalemán
siguió su ruta hasta la Martinica con la intención de volver a la Francia
ocupada. En el puerto de Fort de France los pasajeros esperaron, angustiados,
una solución ante su retorno eminente a una Europa en guerra y bajo el fascismo.
Con la ayuda económica de la recién estrenada JARE (Junta de
Auxilio a los Refugiados Españoles), México pudo fletar el Saint Domingue, que
llevó a los pasajeros hasta el puerto de Coatzacoalcos, Veracruz, donde desembarcaron el
26 de julio de 1940. Así fue la angustiosa y accidentada travesía del último
viaje antes de la IIª Guerra Mundial. Había durado más de un mes.
Por primera vez, algunos marinos de la Armada procedentes de
Túnez o Argelia pudieron subir a bordo de un barco con destino a América. Tres
salieron directamente del campo de concentración de Meheri Zebbeus en Túnez. Eran
José García González, auxiliar
electricista-torpedista, Enrique
González del Valle, teniente de navío de la RN y José Leiro Nieto, auxiliar naval. Del campo de concentración de
Boghari, en Argelia, salió José Mosquera
Lorenzo, auxiliar de artillería. En Francia, del campo de Argelès-sur-Mer, marcharon
Miguel Barber Serra y Arturo Sardina Pico, auxiliares de
artillería. Del castillo de Collioure, donde franceses y alemanes torturaron a
exiliados republicanos, salió José Prado
Pérez, auxiliar de artillería. De Francia también salieron el almirante Luís González de Ubieta con su mujer y los
auxiliares de artillería Miguel
Caballero Gil y Manuel Fernández
Pol.
En México tuvieron destinos desiguales que otro día
seguiremos.