martes, 18 de julio de 2017

Los cabos que mandaron la escuadra


La 3ª Brigada de la Escuela de Aprendices Marineros. Promoción de 1929.  Buque-escuela Nautilus, en la Bahía de El Ferrol. Archivo familiar José Fernández Navarro


 “Llamada general: _._. / _._.
Llamada urgente: /… /._ / .._.
No hubo un solo barco que dejara de responder al S.O.S de la República.
Así comenzó la historia de (…) los cabos que en pocas horas rescataron un acorazado, tres cruceros, dieciséis destructores, doce submarinos y numerosos torpederos y guardacostas y otros buques auxiliares.
Esta gloria es íntegramente suya. Fue el resultado de la acción improvisada de las dotaciones, dirigidas por sus cabos (…).
Todos los resortes se han roto, todos menos el pueblo al cual pertenecen esos cabos y esos radiotelegrafistas que escuchan en ese preciso instante la voz unánime de España que tiembla en los labios de Benjamón Balboa” (1)

¿Quiénes eran esos cabos que mandaron la escuadra?

En aquella época se ingresaba, tras un examen, en la Escuela de aprendices marineros a los 16 años. La preparación empezaba en el Nautilus que estaba atracado en Ferrol y donde los chavales aprendían lo que era un buque. El toque de diana era a la seis. De siete a nueve fregaban los sollados, la camareta y la cubierta con un ladrillo y arena, descalzos hiciese frío o calor. Desde las nueve hasta la hora de comer daban clase de Aritmética, Geometría, Geografía, Instrucción Militar y marinera y Ordenanzas Militares. Por la tarde, daban clases prácticas de ejercicios militares, navegación en botes de remo o vela y subían al velamen trepando descalzos por las cuerdas embreadas. Después de cenar, tenían una hora de estudio hasta el toque de oración, tras el cual había que armar y colgar los coys para dormir. Cuando recordaban aquella época decían que la vida era grata por las amistades que se forjaban pero muy, muy dura en todo lo demás (2). En aquella época, “daban palizas por cualquier falta. Y no había nada que decir. Bajar la cabeza y aguantar” (3).

 Al año siguiente embarcaban para un viaje de prácticas en el buque-escuela Galatea que terminaba en Canarias. El Galatea era un buque de vela y allí ponían en práctica todo lo que habían aprendido. Al finalizar este viaje, elegían la especialidad que deseaban y entraban en la escuela correspondiente que estaban en buques o, para artillería en Marín, en la Escuela de Artillería. Al finalizar el curso y superar otro examen se convertían  en marineros especialistas de marinería, artillería, radiotelegrafía o electricidad y torpedos. Entonces embarcaban en buques de la Escuadra para efectuar un año más de prácticas. Superado satisfactoriamente este período eran ascendidos a Cabos de sus respectivas especialidades. Cada tres años se les renovaba la continuidad en el servicio –o no- , en función de sus notas en libreta.

La llegada de la República fue recibida con entusiasmo por los cabos. Vislumbraron “la ocasión de satisfacer muchas de sus aspiraciones” (4) profesionales e, indudablemente, por sus orígenes sociales se identificaron con los valores que aportaba. La Republica constituía un factor modernizador y democratizador en la estructura social, que podía romper con la organización elitista que impregnaba la sociedad española y, concretamente, la Armada.

En julio de 1936, los cabos, junto con la marinería, maquinistas y clases, encabezaron la defensa de la República en los buques y bases frente a sus mandos del Cuerpo General que apoyaron – salvo honrosas y poquísimas excepciones- el intento de golpe de militar en julio de 1936.


Los equipos técnicos y los conocimientos de las tripulaciones, necesarios para el manejo de un moderno buque de guerra, se mantuvieron, y su eficiencia fue mejorando con el tiempo” (…) y “si tenemos en cuenta sus defectos, sus contradicciones y las enormes dificultades a las que tuvo que enfrentarse, la actuación de la marina republicana fue, en conjunto, digna” (5)

En la foto vemos un grupo de estos futuros “cabos de la República”, la 3ª Brigada de la Escuela de Aprendices Marineros. Pertenecen a la Promoción de 1929.  Están en el Buque-escuela Nautilus, en la Bahía de El Ferrol.

¿Qué fue de esos chavales unos años después? Todos habían nacido en torno a 1913. Hemos podido reconstruir la historia de alguno de ellos. 












Manuel Franco Alegre está sentado en primera fila, a la izquierda. Era de Ferrol y cabo de artillería apuntador en el Cervera en julio de 1936. Fue juzgado en Ferrol por rebelión con resultado de sentencia a 10 años de prisión.



En la segunda fila, el primero a la derecha es Francisco Calleja Lozano, nacido en Pontevedra. Cabo de artillería en julio de 1936. Fue promovido auxiliar alumno de artillería en 1937. Se exilió a México. Falleció allí.



En la segunda fila, el segundo por la izquierda es Amable Lago Delgado, gallego. En julio de 1936 era cabo de artillería en el Libertad. Participó de forma activa en la toma del buque para la República. Fue promocionado auxiliar alumno de artillería en 1937. Se exilió a Túnez con la Escuadra. Fue internado en el campo de concentración de Meheri Zebbeus y luego fue mandado a la 7ª Compañía de castigo en el desierto de Gabès, al Sur de Túnez. En junio de 1940 fue enviado a los campo de trabajos forzados en Argelia, en la construcción del Transahariano donde padeció gastigos como el “tombeau”. Terminada la 2º guerra mundial, se quedó a vivir en Casablanca, donde se casó. Volvió a España en 1978.



El primero empezando por la izquierda es Gerardo Picallo, natural de Neda. Cabo de artillería, en julio de 1936 estaba destinado en el Cervera. Juzgado en Ferrol por rebelión en la causa 34/36 fue condenado a muerte y ejecutado a los 23 años en el arsenal del Ferrol,  el 5 septiembre de 1936.



 José Fernández Navarro es el cuarto de la tercera fila, empezando por la izquierda. Este alicantino, era cabo de artillería a bordo del Lepanto en julio de 1936. Participó en la toma de buque para la República. En 1937 fue promocionado auxiliar alumno de artillería.  Aprobó el primer curso abreviado de la Escuela Naval Popular, obteniendo el empleo de alférez de navío y posteriormente fue ascendido a teniente de navío. Fue director de tiro de artillería del destructor Jorge Juan, Gravina y Escaño.  Salió con la Escuadra hasta Bizerta, Túnez. Fue internado en el campo de concentración de Meheri Zebbeus. Abandonó Túnez en julio de 1939 reclamado por un familiar que vivía en Francia. En marzo 1943, fue detenido por los alemanes en Marsella y mandado a un Campo de Trabajo Obligatorio en Austria. Escapó de este campo en diciembre de 1943 y en enero de 1944 se unió a la Resistencia en el departamento del Var. Se incorporó a las fuerzas aliadas como Combatiente Voluntario en octubre de 1944 en Marsella. Integrado en una unidad móvil americana llegó hasta el Nido de águila de Hitler, Dachau y Berlin. Vivió exiliado en Francia. Falleció en España.




 El primero de la cuarta fila a la derecha es Luís Meca Martínez. Cabo de artillería en julio de 1936. Se encontraba a bordo del Libertad como auxiliar alumno de artillería apuntador en el combate de Cabo Palos que la madrugada del 6 de marzo de 1938 terminó con el hundimiento del buque franquista Baleares. Marchó el 5 de marzo de 1939 con la escuadra hasta Túnez. Volvió a España en el Marqués de Comillas con Salvador Moreno un mes más tarde. No hay más información
Al lado suyo, a su izquierda,  está Cándido Flores González. Había nacido en Garrucha, Almería, en 1912. Estuvo embarcado en el Juan Sebastián de Elcano  y en el submarino C-4. En julio de 1936 era cabo de marinería en el Sánchez Barcáiztegui. Fue promovido auxiliar alumno naval en 1937. Salió de España con la flota hasta Túnez. En 1943 era requerido públicamente por un juez militar de Cartagena como tripulante del destructor Sánchez Barcáiztegui” por estar procesado en la causa 403/1940. Fue declarado en rebeldía. Tuvo también una causa abierta en el Tribunal Especial de Represión de la Masonería y el Comunismo. Desde Túnez marchó a Francia. Vivió exiliado en Francia, en el Rousillon.




El último de esa 4º fila, es José JUÁREZ PÉREZ. Era de Denia, Alicante. En julio de 1936 era cabo de artillería apuntador destinado al Lepanto. Participó en la toma de buque para la República. Fue promovido auxiliar alumno de artillería en febrero de 1937. En octubre de ese año fue nombrado cifrador y fue destinado a la Jefatura de la Defensa Móvil Marítima de Cataluña. Fue habilitado Oficial 1º y  nombrado cifrador del Gabinete de Cifra del E.M. de la Marina. Vivió exiliado en Francia.




Justo asomando por encima de la cabeza de Juárez, está José FERNÁNDEZ SERRANO. Natural de A Coruña. Era cabo de artillería telemetrista de segunda en el Cervera en julio de 1936. Como todos los supervivientes de ese buque sufrió consejo de guerra en Ferrol el 25 de Junio de 1938. Fue condenado a 10 años de prisión, conmutados a 6 años y un día en 1940.



El primero por la izquierda de la última fila está  Emilio PARGA GÓMEZ, nacido en A Coruña. Era cabo de artillería en julio de 1936. Promovido auxiliar alumno de artillería estuvo destinado al Libertad. Salió de Cartagena con la Flota el 5 de marzo de 1939 hasta Bizerta, Túnez. Fue internado en el campo de concentración de Meheri-Zebbeus. Tenía causa abierta en Ferrol por deserción. Fue declarado en rebeldía.  Vivió el exilio en Casablanca, donde falleció dos días antes de poder instalarse definitivamente en España.





(1) BENAVIDES, Manuel D. “La Escuadra la mandan los cabos”, México, DF: Roca, 1976, pp.75-76.
(2) Recuerdos de José Oliveira Avendaño, Alfredo Marti Vallès y José Fernández Navarro en sus memorias.
(3) Alfredo Martí Valles. Entrevista noviembre 2005
(4) Martínez Leal, Juan República y Guerra Civil en Cartagena, Cartagena: Ayuntamiento, Murcia: Universidad, 1993, p. 160.
(5) FRANK, Willard C., “¿Un peso muerto o una fuerza Frustrada? Las dificultades estratégicas de la marina republicana durante la guerra civil, 1936-1939” en Revista de Historia Naval, Nº 105.  2009. pp. 7 – 38.

Fuentes:
Archivo General de la Marina Álvaro de Bazán.
Centro Documental de la Memoria Histórica
Hemeroteca de Cartagena
Gaceta de la República
Archivos de José Fernández Navarro.
Archivos de Manuel Pederiro